Al principio estaba muy desorientada aquí, pero con el tiempo me fui acostumbrando a las otras mujeres que estaban en el refugio, a las trabajadoras acompañantes, así como al entorno de vida. Con el tiempo, hice amigas y aprecié la ayuda de las trabajadoras acompañantes, un equipo alegre.

Quería darles las gracias a todas. Ustedes me ayudaron a ser una persona mucho más fuerte y a pensar en mí misma. Aprendí a ser más abierta con mis emociones. He hecho más amigas aquí que las que hice en un año. Las extrañaré mucho a todas. Quería agradecerles a todas por su amor y sabiduría, su hospitalidad y su generosidad.

Solo una nota rápida para dar gracias una vez más por todo lo que han hecho por mí. Siempre les estaré reconocida, de eso estoy segura. Los gestos pequeños y simples a veces pueden ser de gran importancia para quienes los reciben. Aquí no me sentí juzgada, al contrario, aun cuando no siempre vivo cosas fáciles y que tengo la impresión de fastidiar a todo el mundo, sé que puedo siempre contar con ustedes. El tiempo que pasé aquí me dio un respiro y la fuerza de continuar con mi camino, lo aprecio mucho.

Llegué aquí a regañadientes. A pesar de todo eso, fueron muy acogedoras y me abrieron la puerta muy generosamente. Al llegar estaba muy desorientada, confundida, sin saber qué había pasado con mi vida. Ustedes me escucharon, me hablaron, me consolaron, me guiaron y, sobre todo, me dieron muchos consejos y herramientas de trabajo.

La Méridienne es una excelente casa de refugio y más aún una super hermosa familia. Siempre disponibles y muy atentas. Verdaderamente me ayudaron. Me voy de aquí más fuerte y madura.

Nunca las olvidaré, chicas. Cuando llegué, estaba perdida y al límite de mis fuerzas. Pero gracias a todas ustedes, recobré mi fuerza y me reencontré también a mí misma.

Me gustaría dar las gracias a todas por el buen trabajo que hacen con nosotras. El tiempo que pasé aquí me permitió seguir adelante con mi vida. Me gustó que estuvieran presentes cuando las necesitaba y gracias a ustedes ahora tengo autonomía.

Agradezco a todas las trabajadoras acompañantes el apoyo, la comprensión y el cariño con el que me recibieron.Mirando hacia atrás, si no hubiera pasado por aquí, probablemente no estaría donde estoy. Me han hecho crecer a todos los niveles y estoy aprendiendo a afirmarme cada vez más. No dudaría en absoluto en referir a una mujer que tuviera las mismas necesidades que yo.

Quiero agradecer a todas las trabajadoras acompañantes por haberme acogido tan bien con mis hijos/as cuando tanto lo necesitaba. Por habernos ofrecido un techo y comida, pero sobre todo por escucharme, aconsejarme, por sus reflexiones y su apoyo. Pude recuperar mi energía, la autoestima y el amor por mí misma. Reconocerme como una persona con derechos, pero sobre todo el derecho a ser respetada y amada. La relación con mis hijos/as se fortaleció, durante nuestra permanencia ganaron autonomía y aprendí a poner mis límites. Dejo La Méridienne sabiendo que tengo el trabajo de hacerme respetar y que mis hijos/as tienen derecho a crecer en un ambiente sano y seguro. Gracias a quien nos cocinó tan bien. Si una persona estuviera pasando por situaciones similares, le aconsejaría que viniera a buscar ayuda aquí, a “La Méridienne”.