¿ES UNA PELEA DE PAREJA?

¿CÓMO DIFERENCIAR UNA PELEA DE PAREJA DE LA VIOLENCIA CONYUGAL?

A todas nos sucede en algún momento de nuestra vida de vivir conflictos en nuestras relaciones sentimentales. Sin embargo, existe una diferencia entre una pelea de pareja y una situación de violencia conyugal.

Cuando vivimos un conflicto, se instala una tensión y no siempre sabemos cómo interpretar los que está sucediendo:

¿Es una pelea, un conflicto, una crisis…?

Rara vez nos atrevemos a considerar la violencia conyugal, por falta de conocimiento, por dudas, por miedo a cuestionar nuestra relación.

Los siguientes son los cuatro criterios que pueden ayudarte a distinguir entre ambas situaciones.

Violencia conyugal

En una escena de violencia conyugal, la persona que agrede busca tener poder sobre la otra persona. Lo que está en juego es el deseo de controlar a la otra persona y no el tema de la disputa.

En una escena de violencia conyugal, la víctima no se siente libre para decir lo que piensa y reaccionar, porque teme las consecuencias. Tendrá tendencia a someterse para calmar la tensión, para evitar lo peor o simplemente porque no tiene otra opción.

En una escena de violencia conyugal, las agresiones son intencionales, siguen una estrategia y sirven para tomar el poder sobre la otra persona. La agresión puede manifestarse de diferentes formas: verbal, económica, psicológica, sexual y física. El poder sobre la otra persona se puede expresar de varias maneras: aislar, vigilar las idas y venidas, denigrar a los miembros del entorno e incluso prohibirle que los vea.

El agresor no quiere ser puesto en evidencia, para no ser condenado ni perder el poder. No da explicaciones, se justifica. Utiliza diversas estrategias: niega, banaliza la acción realizada, dice que fue provocada, invoca la autodefensa, invoca circunstancias atenuantes (alcohol, estrés, infancia difícil).

 Peleas de pareja

En una pelea de pareja, son generalmente los dos miembros de la pareja los que discuten y buscan que prevalezca su punto de vista. Lo que está en juego es el tema de la disputa.

En una pelea de pareja, los dos miembros de la pareja están en pie de igualdad, ninguno teme al otro. Por lo tanto, ambos se sienten libres de discutir y reaccionar. Los dos buscan salir ganando ante la diferencia, pero no a costa de destruir a la otra persona.

En una pelea de pareja, la mayoría de las veces se discute sobre el motivo de la discusión, y la pelea puede ser alimentada por la ira y la convicción. Puede haber una agresividad que libere la tensión interna creada por el enojo o la frustración. La agresión puede manifestarse:

Verbalmente: discutir, gritar, hablar en voz alta, expresar enojo, ser grosero con la otra persona, enfurruñarse.

Físicamente: hacer un gesto impulsivo como dar un portazo o golpear la mesa.

La persona que inicia la pelea no tiene nada que ocultar ni ningún poder que conservar. Argumenta y explica su acción sobre la razón de la disputa con relativa transparencia. Puede dejar pasar el problema más fácilmente e incluso disculparse si reconoce que ha cruzado la línea.

EN RESUMEN

EN UNA
PELEA DE PAREJA

La relación se mantiene igualitaria antes, durante y después de la pelea. Las dos personas pueden ser la causa original de la pelea.

EN UNA RELACIÓN DE
VIOLENCIA CONYUGAL

La relación se mantiene no igualitaria antes, durante y después de la pelea. Es la misma persona la que causa originalmente la pelea y la que la gana.

Si crees que estás viviendo algo más que una pelea de pareja o si tienes dudas, llámanos:

La Méridienne

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