Vigilia contra los feminicidios

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31 January 2020

A continuación, el texto redactado por una trabajadora acompañante de La Méridienne con motivo de esta Vigilia.

Tomar la palabra – Vigilia contra los feminicidios

Mi nombre es Sophie, soy trabajadora social en La Méridienne, una casa de refugio para mujeres víctimas de violencia conyugal y sus hijos/as.

Si estamos reunidas hoy, es después de una trágica serie de feminicidios. Es después de las muertes cercanas de Marylène Lévesque, Jaël Cantin, Astrid Declerck, Dahia Khellaf y Annie Koneak. Cuatro de ellas fueron asesinadas por su cónyuge o excónyuge, una de ellas murió en manos de un hombre que acababa de cumplir una pena por matar a su excónyuge en 2004. Si sacamos la cuenta, desde el ataque a la Politécnica hasta el 6 de diciembre último, 1128 mujeres fueron asesinadas por su cónyuge o excónyuge en Quebec. Si sumamos a Jaël, Astrid, Dahia y Annie, la cifra asciende a 1132. Eso sin contar las otras formas de feminicidios, como lo es el de Marylène.

Yo trabajo con víctimas de violencia conyugal. Veo a las que no vemos en los medios, veo las tragedias que con lo justo logramos evitar. Si nos asusta ver el número de homicidios en la actualidad, puedo asegurarles que eso no es más que la punta del iceberg de un problema mucho más grande del que podemos ver. No pueden imaginarse la cantidad de tragedias que alcanzamos a evitar por muy poco, la cantidad de rupturas cercanas a convertirse en pesadillas, la cantidad de mujeres y niños/as que se esconden todos los días porque temen por su seguridad, por su vida.

En las casas de refugio, esta es una realidad cotidiana. No es por nada que estos recursos están desbordados. En nuestras casas, en los períodos de mayor actividad, la tasa de ocupación puede ascender fácilmente al 130 %. Y eso, solo con mujeres que van a buscar ayuda. Porque no todas las víctimas de violencia conyugal buscan los servicios. De hecho, si nos basamos en el dato de que una cuarta parte de las mujeres en Canadá viven o han experimentado violencia conyugal, podemos asumir fácilmente que la mayoría de las víctimas nunca hará uso de los servicios, que preferirán arreglárselas por su cuenta.

Cuando el número de mujeres afectadas por algo que sucede en la intimidad, a salvo de las miradas ajenas, es tan grande, me queda claro que lo privado es político.

Entonces, ¿cómo hacemos?

Porque yo veo a todas las que no denuncian; veo a los policías que trivializan cuando les pedimos su apoyo; veo las fallas del 810 y las prohibiciones de contacto que nunca se respetan; veo los cargos que se reducen justo antes del juicio debido a la práctica de negociación de la culpabilidad; veo las acusaciones de alienación parental para enmascarar la violencia; yo veo las fallas del sistema.

En las últimas semanas he escuchado diversas propuestas, escucho hablar de penas más severas, de brazalete antirreconciliación… Me alegra ver que se está prestando atención al problema de la violencia conyugal y a la forma en que se gestionan los servicios correccionales. Sin embargo, también me gustaría hacer una advertencia contra el uso de medidas estrictamente represivas. Muchas mujeres me dicen que no quieren llamar a la policía ni denunciar porque no quieren que su pareja vaya a la cárcel. Por lo tanto, me preocupa que la implementación de medidas puramente represivas tenga el efecto de evitar aún más que las mujeres presenten denuncias y hagan uso de los recursos.

En mi opinión, es necesario revisar la forma en que las fuerzas policiales abordan el problema de la violencia conyugal así como el funcionamiento de la justicia, con miras a garantizar la seguridad de las víctimas y para que el sistema les genere la menor cantidad posible de inconvenientes. Además, aunque no está muy de moda hablar de eso, creo en el poder de la prevención, de llegar a la raíz del problema, es decir, hablar de socialización de género, de sexismo. Creo en un sistema de salud en el cual todos los profesionales estén capacitados para reconocer la violencia, creo en una sociedad en la cual el uso de la violencia sea desalentado y donde la seguridad de las mujeres y de los menores sea una prioridad.

Ahora, frente a la urgencia de actuar, frente a las propuestas de la Federación y del Reagrupamiento de casas de refugio, les pregunto:

¿Qué estamos esperando? 

 

 

Mujeres de Sherbrooke se mantienen en vigilia contra los feminicidios

CHLOÉ COTNOIR La Tribune

Unas semanas atrás, Dahia Khellaf, de 42 años, y sus dos hijos, fueron asesinados en su residencia de Montreal.

El 6 de diciembre, un reagrupamiento de mujeres mencionó que, desde el ataque antifeminista perpetrado 30 años antes en la École polytechnique de Montréal, 1128 mujeres y niños habían sido asesinados por un cónyuge o excónyuge en Quebec.

« Ya basta », clama un grupo de mujeres comprometidas de Sherbrooke que organizó una vigilia en su ciudad el jueves por la noche frente al palacio de justicia para que su mensaje sea escuchado.

CHLOÉ COTNOIR La Tribune Compartir En las últimas cinco semanas, cuatro mujeres han sido asesinadas en Quebec: Astrid Declerck en Montreal; Jaël Cantin en Mascouche; Annie Koneak en Kujjuaq y Marylène Lévesque, en Quebec.

« El objetivo es conmemorar a las mujeres asesinadas en los últimos meses en Quebec, pero también en Canadá y en otras partes del mundo. […] Queremos demostrar nuestra solidaridad y decir a las mujeres víctimas de violencia que denuncien », explica Marie-Danielle Larocque, portavoz de Collective Sherbrooke Féministe (Colectivo Feminista Sherbrooke) grupo responsable del evento que reunió a ciudadanos, pero también a organizaciones como La Méridienne, IRIS Estrie, Collectif pour le libre choix (Colectivo por la elección libre) y la Federación de comunidades culturales de la Estrie. 

Según datos del Observatorio canadiense de feminicidios para la justicia y la responsabilización, cada 2,5 días una mujer es asesinada en Canadá.

« Es un indicativo de la violencia siempre presente en nuestra sociedad », dice la Sra. Larocque.

« Los feminicidios generalmente afectan a mujeres que se encuentran en la encrucijada de la opresión, por eso pensamos en mujeres trans, trabajadoras sexuales, mujeres inmigrantes… El asesinato de la mujer o la niña por ser mujer y niña es la expresión máxima del control en un continuo de violencia contra las mujeres, muchas veces violencia conyugal », prosigue quien trabaja dentro de la organización ConcertAction Femmes Estrie.

Quebec pasa al modo acción 

En una entrevista publicada el jueves por La Presse, la ministra responsable de la Condición femenina, Isabelle Charest, afirma querer reforzar la seguridad en torno a las víctimas de violencia conyugal con el fin de prevenir crímenes violentos. En la entrevista que concedió, menciona en particular un aumento en la financiación de las casas de refugio, la imposición de brazaletes electrónicos y la posibilidad de hacer obligatoria la denuncia por parte de los médicos de los casos sospechosos de violencia conyugal cuando, por ejemplo, una paciente llega a la urgencia con lesiones. 

Este anuncio se produce tras la muerte de Marylène Lévesque, asesinada por un hombre que había sido condenado por matar a su esposa en 2006 y que estaba en libertad condicional desde marzo de 2019.

Aunque la Sra. Larocque recibe complacida esta noticia, cree que el gobierno y la sociedad tendrán que hacer más para detener la violencia contra las mujeres.

« Más allá del dinero, tenemos que trabajar más en la educación. Aún tenemos una sociedad patriarcal donde subsisten las desigualdades de género. Es necesario considerar medidas a nivel estructural. Se necesita prevención y sensibilización para poder reconocer la violencia que nos rodea, ya sea conyugal, sexual, económica o sistémica », resume la Sra. Larocque.

El jueves por la noche se llevaron a cabo vigilias similares a las de Sherbrooke en otras ciudades, incluida una frente a la Asamblea Nacional. Todas tenían como objetivo brindar a las personas participantes la oportunidad de expresarse, en particular mediante testimonios y reivindicaciones.

+ ACUCIANTE FALTA DE PLAZAS EN LAS CASAS DE REFUGIO

Las casas de refugio en Estrie están desbordadas. « Tanto mejor si el gobierno anuncia un aumento en la financiación de las casas de refugio, pero en este momento hay una acuciante falta de plazas », dice Marie-Danielle Larocque, de ConcertAction Femmes Estrie.

Ya a principios de 2019, la organización denunciaba la situación en varios medios. La tasa de ocupación media de las casas de refugio en Estrie varía entre el 87 % y el 143 %.

« Nada ha cambiado desde entonces », se lamenta la Sra. Larocque. 

Según ConcertAction Femmes Estrie, la ola de denuncias provocada por el movimiento #Metoo (#YoTambién) y #BeenRapedNeverReported (#FuiVioladaNuncaDenuncié) explicaría el aumento de solicitudes en estos establecimientos. 

« Las casas están desbordadas y hay demandas cada vez más específicas, sobre todo entre las mujeres inmigrantes. Para poder ayudarlas necesitamos que alguien nos asista con la traducción para poder intervenir, pero también que apoye a estas mujeres en su proceso de reconstrucción cuando vayan a buscar trabajo o vivienda, por ejemplo. La traducción en todo este proceso requiere de financiación », pone como ejemplo la trabajadora acompañante. 

En algunas ocasiones, las casas de refugio tienen que negar rotundamente la asistencia a determinadas mujeres. A pesar de esto, siempre son referidas y nunca se las deja abandonadas a su suerte, especifica la Sra. Larocque. 

« Y el problema no se limita solo a la cantidad de plazas disponibles. En las regiones, si no tienes transporte, es difícil salir de una situación de violencia conyugal. Puedes incluso llegar a quedarte sin hogar si no tienes medios para pagarte el transporte », continúa.

« La gestión de todo esto es compleja […]. Hay que tomar el tema con seriedad. El gobierno tendrá que poner la cuestión de la violencia contra la mujer en el centro de sus preocupaciones y tratarlo como un problema de salud pública », insiste. 

 

 


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